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Hace unos días, se llevó a cabo el XI Seminario Permanente de Museología en América Latina: Divulgación, Interpretación y Mediación en Espacios Museales. Similitudes y Diferencias convocado por la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía ENCRyM. En este seminario, Sam H. Ham presentó la conferencia titulada Los retos y las posibilidades la interpretación en museo. Sam H. Ham es profesor emérito de la Universidad de Idaho y sus planteamientos sobre la mediación han sido de gran influencia en el trabajo en museos y otros espacios culturales en México. 

 

Su charla se centró en distinguir entre divulgación, mediación e interpretación y si estas acciones cambian dependiendo del lugar donde se realicen, ya sea en museos, sitios de patrimonio natural o sitios históricos. 

 

Sam H. Ham explica que la divulgación refiere a una función y una acción, es decir, la responsabilidad que tiene un espacio de compartir información. La divulgación es el puente de entendimiento entre la audiencia y el tema, objeto o lugar. Por su parte, la mediación, incluye lo anterior, pero también alude al papel de las personas que realizan la mediación. Ambas son un tipo de comunicación, al igual que la interpretación, pero la interpretación para comunicar, se basa en una investigación empírica. Esta investigación debe ser lo suficientemente profunda y realista que permita en la interpretación conectar con la audiencia y se pueda influir en su comportamiento.

  

Los museos no son lugares de enseñanza son lugares de inspiración. Museo significa el templo de las musas sagradas. En ese sentido, el aprendizaje derivado de la interpretación debería propiciar reflexiones en un ambiente disfrutable. Basado en el aprendizaje constructivo, a la audiencia no se le impone, se le estimula intelectualmente y de acuerdo con las conclusiones a las que ha llegado, se pueden redirigir. Una interpretación eficaz o exitosa es aquella donde la audiencia ha reconocido que ese conocimiento, lugar, objeto es relevante, importante en sus vidas y al final tiene una visión positiva al respecto. Para llegar a eso, debemos estimular los propios significados de la audiencia. Esa es la tarea del interprete, provocar la curiosidad para que la audiencia realice sus propias reflexiones, todo en ello en un ambiente divertido, ameno. Para tal propósito, es necesario pensar las maneras en cómo se han acercado a la audiencia y si han llevado a cabo lo anterior. 

Estas ideas refieren al método TORA, que consiste en presentar un tema fácil de procesar y significativo, en un contexto divertido para generar reflexiones en las audiencias y trasciendan la experiencia ocurrida en ese lugar.  

 

Sam H. Ham considera que las palabras, definiciones, conceptos pueden ser obstáculos para el racionamiento. Interpretación, mediación, divulgación, así como, museos, sitios históricos, sitios de patrimonio natural; cada uno de ellos refiere a acciones y características específicas. Cada uno tiene fronteras como si todo estuviera claramente delimitado y tuviera correspondencia con la realidad. Ello hace que el terreno de acción sea infértil. Sam H. Ham opta por pensar esos conceptos sin fronteras y con ello liberar las limitantes que provocan. Por ejemplo, cuestiona si el sitio arqueológico de Teotihuacan ¿es un museo, un sitio de patrimonio natural o un sitio histórico? En lugar de emplear la definición de museo tradicional, prefiere la noción de espacios museales, tal como lo ha empleado la ENCRyM es su oferta educativa o ambientes de aprendizaje de libre elección. Por tanto, considera que la interpretación no dependería del contexto o del lugar. La interpretación basada en el método TORA seria la misma en cualquier lugar. Lo importante sería pensar, de manera más amplia, la labor de interpretar y establecer puentes de comunicación entre profesionales y las audiencias.